¡Hola diver blogueros! Bueno, hoy voy a contar otra anécdota de las mías... Ya sabéis, páteticas y muy muy divertidas. La anécdota que os traigo hoy se llama.... El Papel del Sugush Azul. Así que, vamos con ella:
Yo tendría como unos cinco años o así. Estaba en casa de mi abuela Beatriz (sí, la famosa abuela Beatriz, es co-protagonista de muchas de mis anécdotas más graciosas). Me había quedado allí a dormir. Así que, esa noche dormí allí. Luego, amaneció. Pasó la mañana, comimos, y llegó la tarde. A las cinco de la tarde (más o menos) vino mi madre a recogerme. Aquel día me había portado muy bien. Cuando mi madre me dijo que nos pusieramos en marcha yo la dije que esperara que iba a ir al baño. De camino al baño cogí un sugush azul, de piña (cosa, extraña por cierto, que nunca he entendido lo de que al sabor piña lo asocien con azul), y me lo metí en la boca. Pero en vez de tirar el papel, como cualquier persona normal hubiera echo en mi lugar, me lo metí en la nariz. Sí. No sé por qué lo hice, la verdad. Aunque, recuerdo, que en aquellos tiempos me gustaba hacer de médico. Me imaginaba que la gente tenia cosas u objetos incustrados en la piel, o metidos en la nariz, y que estaban muy molestos. Y yo tenía que sacar o estirpar la cosa que tuvieran. Y sí, reconozco que es MUY RARO. Pero bueno. Lo del papel de médico lo solia hacer con peluches o en mi imaginación pero ese día decidí probrarlo conmigo misma. ¡Menuda ideita!. En fin, que cuando llevaba 10 segundos con el papelito metido en la nariz, me di cuenta que eso no molaba nada y me lo intenté sacar. Solo que ya estaba muy adentro y no llegaba. Había respirado tal cual, y claro, se me había metido para adentro el dichoso papelito. Fue entonces cuando me empecé a preocupar y a tomarme el asunto en serio. Empezé a gritar como una posesa: -Mamáááááá, ¡¡¡ABUEEEEEEELAAA!!!. Y mi madre y mi abuela que estaban charlando tranquilamente en el comedor vinieron en un periquete al baño a ver que pasaba, porque, se me notaba en la voz, que estaba bastante asustada. Con el papel todavía incrustado en la nariz, les expliqué todo lo que había pasado. Las dos se pusieron un poco histéricas, la verdad. Mi madre decía que alomejor me tenian que llevar a Urgencias. Pero mi abuela fue quién reaccionó. Cogió una de esas pinzas que se usan para quitarte los pelos de más de las cejas y me la metió en la nariz. Luego me dijo, que no respirara hacia dentro sino, hacia fuera. Hice todo lo que me dijo y al final consiguió atrapar al maldito papel. Ese día me prometí, que no sería nunca más médico y que tiraría todos los papeles a la basura en vez de, metermelos en la nariz o en cualquier otro sitio. Muchos en mi lugar, desde ese día, habrías tenido manía a los sugush de piña, al color azul , nunca más habrias probado un mísero sugush o cada vez que vierais una piña os entraria un shock. Pero, misteriosamente, desde ese día me gustaron más los sugush de piña, el color azul se convirtió en mi color favorito, hoy día sigo comiendo sugush y me encanta la piña
¡Y esta ha sido la anécdota de hoy!
Adeeeuuu
Gade
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